"Participo en un proyecto precioso y muy gratificante"
Mercedes Soler, Almería
Cada semana, Mercedes acude al módulo de Unidad Terapéutica Educativa del Centro Penitenciario del Acebuche, para promover entre los internos hábitos de vida saludable, prevención del VIH, y otras capacidades trasversales, como la inteligencia emocional, las habilidades sociales y la empatía. Trabajan todas estas competencias con talleres de teatro, improvisación y pintura. "Es un proyecto precioso y muy gratificante", reconoce Mercedes, que además de participar en el Plan de Salud es voluntaria en un sinfín de proyectos.
¿CUAL ES SU PAPEL EN CRUZ ROJA?
Actualmente estoy en la unidad de calle atendiendo a las personas sin hogar, saliendo por las noches con el resto de compañeros voluntarios para repartir alimentos, mantas e intentar llegar al usuario para explicarle que en Cruz Roja tiene otros recursos a los que poder acceder; por que en verdad, creo que ese es nuestro máximo objetivo, que se sientan arropados y sean capaces de decidir con nuestra ayuda, el salir de situaciones de marginalidad.
¿Y EN EL DEPARTAMENTO DE SALUD, EN QUÉ PROYECTO PARTICIPA?
Participo en un proyecto que para mí es precioso y muy gratificante. Durante el 2019 empezamos un taller de Teatro en el Centro Penitenciario del Acebuche, dentro del módulo de la UTE (Unidad Terapéutica Educativa). Acercamos a los internos el mundo de la improvisación teatral aplicada al desarrollo de habilidades sociales, trabajando las emociones y consiguiendo ser más empáticos.
También he impartido un taller de pintura, que fue apoyado por los técnicos del departamento de Salud y el propio centro penitenciario, considerándolo idóneo para los internos. Este es un taller muy creativo donde los participantes se ponen sus propias metas.
¿HAY ALGO QUE LE HAYA MARCADO?
La primera noche que salí en la UES, cuando volví a casa no pude dormir. Fui consciente de una manera directa de la gente que por diversas circunstancias están en situaciones de vulnerabilidad extrema, y que son invisibles a nuestros ojos, y que sufren de una gran soledad y que tienen una enorme necesidad de hablar y de que se les escuche.
Las salidas a los asentamientos, donde hay personas que viven en chabolas o resguardándose con unos simples plásticos, algunos con niños que esperan con impaciencia nuestra llegada, es motivo más que suficiente para saber que tenemos una gran labor social que hacer por delante. Recuerdo especialmente a una usuaria a la que se le entregó un dispositivo del programa ATENPRO y el brillo de agradecimiento de sus ojos. Para ella, Cruz Roja le estaba salvando la vida.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS LE GUSTA?
Darme cuenta que el tiempo que dedicamos a esta actividad y que lo que hacemos redunda en un beneficio social. Que nos acercamos a las personas, que las tratamos por sus nombres, con su identidad, el escucharlas y el darles el valor que verdaderamente tienen, el empoderarlas, el que se den cuenta que no están solas, que Cruz Roja les acompaña¿
Me da mucha alegría cuando tras varias conversaciones e intentos de que algún usuario al que atendemos por la noche se acerque para hablar con la trabajadora social o para ducharse o acceder a algunos de los recursos que le podemos prestar, me entero de que ha pasado por allí y que los compañeros le están ayudando y asesorando; en ese momento pienso que ser voluntaria merece la pena.
Me he sentido inmensamente feliz cuando los usuarios del Centro de Día de FAISEM al verme entrar, han venido a saludarme y me han recordado alguna cosa que les prometí en alguna visita anterior.
Y ese té con pastas que tomé en Las Norias, en casa de una de mis alumnas de clase de español, que quería agradecernos el que acercasemos un poquito más el idioma a ese grupo de mujeres, que lo que necesitaba era compartir momentos con otras mujeres.
Y esa sorpresa contenida en algún interno del Acebuche cuando ha comprobado que ha sido capaz de leer a Lorca, con acordes de guitarra como fondo¿ ¡Sin palabras!
¿POR QUÉ SE HIZO VOLUNTARIA?
Esa es una pregunta que surgió una noche, después de recorrer las calles de Almería en la UES entre varios compañeros y uno de ellos comentó que él quería devolverle a la vida algo bueno porque se consideraba un privilegiado, y tenía esa obligación de ayudar a los demás.
Siempre he querido ser voluntaria y Cruz Roja me ha dado la oportunidad de hacerlo en diferentes campos de acción, porque hay muchos proyectos en los que poder participar y aportar tu granito y algún que otro conocimiento que se tenga.
Me satisface, me aporta una gran calma interna y me coloca los pies en la tierra y además he creado vínculos de amistad con otros compañeros y eso siempre es maravilloso.
¿CÓMO COMBINA EL VOLUNTARIADO CON SU VIDA?
Tengo la suerte de contar con una familia que apoya todos mis proyectos y cuando llevo alguna semana que no acudo al centro penitenciario o no salgo por la noche, ya me están preguntando que si pasa algo. Mi actividad como voluntaria me aporta perspectiva y estabilidad emocional y eso afecta favorablemente a mi familia.